miércoles, 10 de enero de 2007

EL MUNDO DE LOS DIOSES

En el sistema sociopolítico actual, no se considera a los ciudadanos personas adultas, con plena capacidad de obrar y decidir. Simplemente somos votos: un ciudadano = un voto.

Somos papeletas. Simples flyers con el imagotipo de nuestro equipo preferido, con derecho a ser depositados cada cuatro años en una urna de cristal, en la llamada "fiesta de la democracia".

El sistema no nos considera personas. En el sistema no existe la sociedad civil.

Sólo somos números estadísticos propiedad del estado. Nuestra única elección es afiliarnos a la OPCION A) B) o la nacionalista del lugar.

No somos personas. Somos siervos del sacerdocio político. Debemos rendir respeto a los dioses todopoderosos de Hispania. Dioses soberbios y todopoderosos que circulan a velocidad prohibida por el código, en audis oscuros flanqueados por motocicletas de la policía abriendo paso. Tras las ventanillas tintadas, podemos intuir el desprecio y el temor que profesan al populacho que encerrado en sus coches a plazos están obligados a apartarse de su paso.

Los sacerdotes imponen su nueva moral. La moral democrática.

El día de la constitución, es un día santo. El sagrado texto nació de la inspiración divina a través de los santos "padres de la constitución". Y su verdad revelada no puede ser cuestionada.

El populacho rinde adoración a la diosa Democracia, y a las tablas sagradas de la Constitución. Los clérigos electos, administran los bienes de la Iglesia y desarrollan su apostolado evangelizador.

La muchedumbre abona religiosamente el diezmo anual, ahora llamado IRPF para el sostenimiento de la iglesia democrática.

Los dioses no se cuestionan. La fe democrática no se cuestiona. El sistema no se cuestiona.

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